Omar Ojanama Gaspar
Junio 2022
¿Tuvo Jesús naturaleza humana pecaminosa como nosotros? ¡Por supuesto que no!, dirían muchos. Aunque esta pregunta puede parecer ingenua para un cristiano promedio, requiere una respuesta apropiada y—sobre todo—bíblica.
Pero esta pregunta puede levantar otras parecidas. Si afirmamos que Jesús no tuvo una naturaleza pecaminosa al igual que nosotros, ¿tendría Cristo alguna ventaja por encima del ser humano, en su Encarnación?Ante esta situación, muchos hermanos mostrarían gran cantidad de citas del Espíritu de Profecía que afirman (aparentemente) una naturaleza pecaminosa en Jesús tal como la tenemos nosotros, de lo contrario Él no podría ser nuestro ejemplo en la victoria sobre el pecado. Aquí podemos citar unas cuantas:
Al tomar nuestra naturaleza, el Salvador se vinculó con
la humanidad por un vínculo que nunca se ha de romper. A través de las edades
eternas, queda ligado con nosotros. “Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito.” Lo dio no sólo para que llevase nuestros
pecados y muriese como sacrificio nuestro; lo dio a la especie caída (DTG, 17).
Esta verdad ha sido para muchos una causa de duda e
incredulidad. Cuando Cristo vino al mundo como Hijo de Dios e Hijo del hombre
no fue comprendido por la gente de su tiempo. Cristo se rebajó hasta revestirse
de la naturaleza humana, a fin de alcanzar a la especie caída y elevarla (2JT,
344).
A pesar de que los pecados de un mundo culpable pesaban
sobre Cristo, a pesar de la humillación que implicaba el tomar sobre sí nuestra
naturaleza caída, la voz del cielo lo declaró Hijo del Eterno (DTG, 86).
Tomaría
mucho espacio mencionar las citas de la Mensajera del Señor que afirman la
realidad de la humanidad de Cristo como “naturaleza caída”, y lo primero que
viene a nuestra mente sea afirmar que Jesús tuvo la misma naturaleza que
nosotros “con todo su pasivo” (DTG, 92), incluyendo la corrupción innata
a todos los hijos de Adán. Pero, recurrir a la Palabra de Dios para que determine
este problema, exige también hacer un breve ejercicio de historia y exegesis (continuará...).